El Señor se vuelca con aquellos que hacen oración
mental. Por este motivo, si te comprometes
con Él a escucharle diariamente en la oración, te ayudará de
modo especial en todo aquello que necesitas.
¿Santo, sin oración?... —No creo en esa santidad.
Cada gracia viene a través de la oración.
Sabe bien vivir quien sabe bien orar.
En el diálogo amoroso de un alma con Dios germinan
los grandes acontecimientos que cambian el rumbo de la
historia.
La oración es un verdadero descanso.
¡Qué grande es el poder de la oración! Se diría que es una
reina que en todo momento tiene acceso directo al rey y
puede conseguir todo lo que le pide.
Cuando se hace bien, la oración conmueve el corazón de
Dios y le invita, siempre más, a acoger nuestras súplicas.
Quien no hace oración no necesita demonio que le tiente.
Practica estos cuatro puntos durante no menos de 15 minutos cada día (como dijo santa Teresa de Jesús); preferiblemente antes de ir a trabajar. Se puede hacer en casa, pero lo ideal es delante de un sagrario o con el Santísimo expuesto a la vista.
NOTA: La depresión y los trastornos de ánimo o psicológicos pueden hacer más difícil el hecho de obtener certeza respecto de lo que Dios nos imprime en el intelecto; por ejemplo, por el "ruido" enfermizo de una obsesión. En casos así, es posible ofrecer a Dios ese sufrimiento, pedirle ayuda y confiar en él; aunque siguiendo siempre la debida atención médica y compartiendo la oración con un buen director espiritual (por ejemplo, un sacerdote de vida ejemplar) para que, conocedor de esas dolencias, pueda guiar de forma adecuada en la oración. Este último punto, referido a la dirección espiritual, es siempre un recurso de gran valor para cualquier persona.
Buscando nuestro bien, Dios puede guardar silencio en la oración ante lo siguiente:
• Hipocresía.
• Soberbia.
• Recelo.
• Desobediencia.
• Cabezonería.
• Desconfianza.
• Autosuficiencia.
• Maldad.
• Persistencia en el pecado.
O bien:
• Pruebas de Fe o de virtud.
• Responder más tarde, sirviéndose de algo o de alguien.
Y normalmente, Dios se abre en la oración ante lo siguiente:
• Humildad.
• Infancia espiritual.
• Confianza y abandono en Dios.
• Entrega.
• Sacrificio personal.
• Esfuerzo y perseverancia.
• Pureza de intención.
• Profunda devoción eucarística.
• Búsqueda sincera de Dios.
Hemos diseñado y publicado un sencillo cuaderno de oración, con una breve guía y algunos ejemplos; para que pueda resultarte más sencillo llevar a cabo el recogimiento inicial y puedas ya escribir tus notas en las siguientes páginas.
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